Cambio de paradigma en la Atención Temprana

Cambio de paradigma en la Atención Temprana

La evolución de lo que entendemos por atención temprana desde su nacimiento, hasta hoy ha sido enorme. En los 60 cuando nace en EEUU, la atención Temprana se comienza a implementar desde un paradigma o modelo de terapeuta experto (Espe-Scherwindt, 2008; Watts et al., 2009) en el que el terapeuta, como persona experta, ejecuta el tratamiento que bajo su criterio, más conviene a ese niño o niña, y en el que ese niño o niña recibe como agente pasivo dicha intervención.

Es un modelo unidireccional (El terapeuta ejecuta y el niño recibe) y de diseño simple (solo se contempla una variable: el niño, dejando fuera de la ecuación a la familia y al entorno.

No es hasta el 2000 con la publicación de el “Libro Blanco de la Atención Temprana” (Federación Estatal de Asociaciones de Profesionales de Atención Temprana (GAT)) cuando se introduce a la familia y al entorno como piezas fundamentales: Así define la AT como: “El conjunto de intervenciones, dirigidas a la población infantil de 0 a 6 años, a la familia y al entorno, que tienen por objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños y niñas con trastornos en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlos.” Abriendo la puerta, de este modo, a un nuevo paradigma, las prácticas centradas en la familia, en el que se promueve la creación de una asociación de trabajo conjunto con las familias, y en las que: (a) se les trata con dignidad y respeto, (b) se tienen muy en cuenta sus valores y opciones y (c) se les proporcionan apoyos que fortalecen y mejoran su funcionamiento en el día a día (Dunst, Trivette y Hamby, 2007).

En 2010, McWilliam sistematiza y organiza el modelo centrado en la familia, dando un pasito más allá, definiendo la AT en ambientes naturales. Lo que implica atender las necesidades de la familia y del niño/a en su propio entorno. Siendo el objetivo conseguir aprendizajes funcionales que mejoren no solo la calidad de vida del niño/a, sino la calidad de vida familiar. Para ello, Robin McWilliam señala la importancia de centrar la intervención en los adultos que forman parte de la vida del niño y no en el niño en sí.

Y en este punto nos encontramos, intentando desmontar la estructura teórica y logística que, aún a día de hoy, se impone. Porque son 60 años trabajando desde un enfoque experto que cuesta desmantelar, desde la administración, desde los terapeutas, y desde la propia familia.

Sin embargo, el cambio se va produciendo materializandose también en la concesión por parte de la CAM de nuevas plazas que darán respuesta, en nuestro caso, a 40 familias que estaban en la lista de espera.

Desde principio de mayo estamos poniendo cara y nombre a cada una de ellas ilusionadas por acompañarlas en su crianza con las mejores herramientas de las que disponemos.

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